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NO ES NECESARIO SER MÚSICO PARA GUIAR AL NIÑO/A EN EL DESARROLLO DE SU MUSICALIDAD

Madre bailando con su niño pequeño en la cocina de su casa
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NO ES NECESARIO SER MÚSICO PARA GUIAR AL NIÑO/A EN EL DESARROLLO DE SU MUSICALIDAD

La Music Learning Theory for Newborn and Young Children (Teoría del aprendizaje musical para neonatos y niños pequeños) es la parte de la MLT que se ocupa de la primera infancia, es decir, de explicar los procesos a través de los cuales el niño pequeño desarrolla su aptitud musical a partir de la edad neonatal. Uno de los descubrimientos fundamentales de la MLT es que la música se aprende a través de procesos similares al desarrollo del lenguaje.

Cuando los seres humanos piensan lo hacen de varias maneras. Normalmente lo hacen asociando ideas a palabras. También piensan muchas veces en imágenes, o incluso en forma de olores o sensaciones táctiles. Lo que no se tiene en cuenta frecuentemente es que también se puede pensar “en música”. Así como al hecho de pensar en imágenes se le llama comúnmente imaginación (Imagination) Gordon llama al proceso de pensar en música Audiación (Audiation).

La Audiación es a la música lo que el pensamiento es al lenguaje, y como tal, está en la base de todas las habilidades que hacen a la praxis musical: la capacidad de cantar entonadamente, de tocar un instrumento, de leer, improvisar y crear música, etc.
El objetivo de cualquier sistema educativo debería ser, desde esta perspectiva, el desarrollo de la Audiación o inteligencia musical. La Audiación hunde sus raíces en la primera infancia, en el llamado Proceso de Desarrollo de la Audiación Preparatoria.

La Audiacion Preparatoria es la forma de proto-pensamiento o “pensamiento preparatorio” que caracteriza a la primera infancia. En compañía de sus adultos de referencia, el niño transita por diferentes tipos y estadios de su desarrollo y adquiere las habilidades que lo dejarán pronto para iniciar su educación musical formal, hacia la edad aproximada de los 6 años.

No solo de la cantidad, sino también de la calidad del lenguaje musical con el cual el niño está en contacto depende el desarrollo de su inteligencia musical.
El niño parece estar atraído de manera innata a los estímulos que son más nutritivos para su crecimiento.
Haz probado alguna vez dirigirte a un niño pequeño y cantar, de manera emotiva, una melodía breve, “de grandes”? Ojos abiertos, manos abiertas, absorto al mundo, embebido en una relación.

No es recomendable subestimar al niño pequeño con música “para niños”, entendida como música “simple” o simplificada. Por el contrario, es necesario rendir homenaje a sus enormes capacidades. Él o ella es perfectamente capaz de participar de la riqueza, variedad y complejidad del lenguaje musical, y es oportuno que lo haga.

Un ambiente rico de estímulos musicales significa asimismo que el niño o niña comparte la música con sus seres queridos. Significa que el adulto de referencia del niño se dirige a él o ella en primera persona y canta, en un vínculo emocionalmente significativo, mediado por el apego, la identificación y la empatía.
Al igual que sucede con el lenguaje verbal, no es esperable que un niño o niña aprendan a hablar a través de grabaciones. Lo mismo sucede con la música. El canto, el contacto y el cuerpo en movimiento son los instrumentos primordiales para el desarrollo de la Audiación. Y caracterizan a la relación madre-bebé ya desde el ambiente intrauterino.

En los cursos de música para padres y niños de entre 0 y 6 años basados en los principios de la MLT, se crean experiencias oportunas que permitirán al niño o niña aprovechar lo más posible su potencial, y se brindan apoyo a educadores y familiares para que – a través del rescate primordial de su propia musicalidad – puedan cumplir su rol de guía informal y de transmisión del lenguaje musical.
La música es un “hecho humano”, entendida como aquellas características culturales que están presentes en toda sociedad humana sin excepción.

Perder nuestra capacidad de hacer música o no transmitirla a las generaciones venideras significa en cierto modo deshumanizarnos. En palabras del propio Gordon, alcanza con que una generación de adultos no enculture a la generación sucesiva, para que un lenguaje se pierda.
En otros tiempos eran más comunes las situaciones donde adultos y pequeños se encontraban de manera espontánea y regular y acompañaban sus rutinas y ceremonias con música ejecutada por ellos mismos.
Ese estilo de “guía informal” es el que propone Gordon para la educación musical de la primera infancia, y hunde sus raíces en el concepto Montessoriano de “Educación Indirecta”, en el cual el adulto competente no “enseña” o instruye al pequeño sino que pone en acto en primera persona las habilidades que desea transmitir.
Lamentablemente, estas situaciones se han vuelto más y más infrecuentes.

La música no debería ser cuestión de especialistas – no es necesario ser un músico para poder guiar al niño pequeño en su desarrollo de su musicalidad, así como no es necesario que un adulto sea atleta o literato para guiarlo a la adquisición de la capacidad de caminar o hablar.
Se hace necesario re-empoderar a padres, madres, educadores y demás figuras de referencia del niño ya que son los mejores modelos posibles de musicalidad, así como lo son para todos los demás aspectos de su vida.

Comentarios (4)

  1. Florencia Secco

    ¡Me encantó el artículo! Gracias 🙂

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