La música no debería ser cuestión de especialistas – no es necesario ser músico para guiar al niño/a pequeño/a en el desarrollo de su musicalidad, así como no es necesario que un adulto sea atleta o literato para guiarlo en la adquisición de la capacidad de caminar o hablar.

Lo que sí se hace necesario es empoderar a padres, madres, educadores/as y demás figuras de referencia del niño/a como los mejores modelos posibles de musicalidad, así como lo son para todos los demás aspectos de su vida.

Al igual que sucede con el lenguaje verbal, no es esperable que un niño o niña aprenda a hablar a través de grabaciones. Lo mismo sucede con la música.

La Music Learning Theory for Newborn and Young Children (Teoría del Aprendizaje Musical para Neonatos y Niños Pequeños) es la parte de la Music Learning Theory (MLT) que se ocupa de la primera infancia, es decir, de explicar los procesos a través de los cuales el niño/a pequeño/a desarrolla su aptitud musical a partir de la edad neonatal. Uno de los descubrimientos fundamentales que Edwin Gordon explica en la MLT es que la música se aprende a través de procesos similares al desarrollo del lenguaje. Esta es la BUENA NUEVA que Gordon revela en sus teorías.

Ese estilo de “guía informal” es el que propone Gordon para la educación musical de la primera infancia, y hunde sus raíces en el concepto Montessoriano de “Educación Indirecta”, en el cual el adulto competente no “enseña” o instruye al pequeño/a sino que pone en acto, en primera persona, las habilidades que desea transmitir.

El adulto de referencia del niño/a se dirige a él o ella en primera persona y canta, en un vínculo emocionalmente significativo, mediado por el apego, la identificación y la empatía.

El canto, el contacto sensorial y el cuerpo en movimiento caracterizan a la relación madre-bebé ya desde el ambiente intrauterino, y son los instrumentos primordiales para el desarrollo de la Aptitud Musical.

El desarrollo de su inteligencia musical, no solo dependerá de la cantidad, sino también de la calidad del lenguaje musical con el cual el niño/a está en contacto.

Los niños y las niñas parecen estar atraídos/as de manera innata a los estímulos que son más nutritivos para su crecimiento.

Al igual que sucede con el lenguaje, no es necesario subestimar al niño/a pequeño/a con música “para niños”, entendida como música “simple” o simplificada. Por el contrario, es necesario rendir homenaje a sus enormes capacidades.

El niño y la niña son perfectamente capaces de participar de la riqueza, variedad y complejidad del lenguaje musical, y es oportuno hacerlo.

 ¿Probaste alguna vez dirigirte a un niño pequeño y cantar una melodía breve, o “de grandes” de manera emotiva?

Te sorprenderá cómo sus ojos se fijan atentos en tu mirada, sus manitas abiertas, y todo su cuerpito abstraído del mundo, embebido y absorto en ese impasse melódico. MARAVILLA!

Te invito a disfrutar de tal momento: