A los niños no se les enseña música
03/11/2021 2022-05-30 14:57A los niños no se les enseña música
Edwin Gordon dice que la música no es un lenguaje, pero que los procesos a través de los cuales se desarrolla la musicalidad de las personas son similares a los del desarrollo del lenguaje. Sin embargo, el primer lenguaje es el de los sonidos.
Que a los niños/as no se les enseña música, sino que se crean las condiciones para que aprendan a escucharla. Suscitar su atención, respetar el silencio… porque sin el silencio no existiría el sonido.
Que cada pieza musical tiene una sintaxis y que un neonato es capaz de absorberla perfectamente.
Que no hay necesidad de obsesionar al bebé con cancioncitas insulsas, llenas de palabras en rima, y luego tomarle de las manos para que aprendan a aplaudir.
Que un niño/a escucha “Vuelvo al Sur” con la misma atención con la que escucha El Payaso Plim Plim. Quizás hasta con más atención. Sí, también es verdad, que a un estímulo más complejo corresponde una curiosidad más viva, pero en esa dirección tenemos que avanzar.
El objetivo no es el de enseñar a todos la misma música, hacérselas cantar en coro y echar de la clase al que desafina o peor, al que es disidente.
¡¡¡ Todo lo contrario!!!
Como explica Andrea Apostoli (1): “La música no sirve para entretener, ni para distraer de los pensamientos… Sirve para desarrollar la capacidad de expresarse, de afinar la atención, de suscitar reacciones emotivas diferentes para cada uno y qué diferentes deben de ser”. ..
Ninguna madre le enseña a hablar a su hijo/a, simplemente le habla. Así sucede con la música
Se debe partir de la absorción y de la escucha libre, de manera que cada sonido suscite como respuesta otro sonido y en ese diálogo musical, cada niño produce su propia melodía.
La idea es que el niño/a sea capaz de hacer solo lo que la mente absorbe y que cualquier ayuda inútil obstaculiza el desarrollo. No es necesario forzar a los niños a aprender según esquemas rígidos sino respetar sus propios tiempos.
Las clases con bebés
Las clases se desarrollan así: aula vacía, niños en el suelo o en los brazos de un adulto.
Silencio. El maestro entona melodías de sílabas sin palabras. Hay siempre un niño o niña que comienza a responderle: o con el cuerpo, con movimientos, o con la voz. Vocalizaciones entonadas, notas precisas. El maestro repite la nota del niño/a quien a su vez le responde. Comienza un diálogo, como si fuera una fábula hecha de sonidos.
Es algo que las madres hacen espontáneamente con sus hijos: engancharse en un diálogo repitiendo sus balbuceos, sus gestos, las sílabas. También las palabras están hechas de sonidos, los niños comienzan escuchando, luego reconocen e intentan repetir. Gordon dice: “no canten cosas simples, es la complejidad y la completitud del gesto que estimula al niño a aprender”.
“Lo que destruye la sensibilidad musical y por ende, en general, la capacidad de escucha, es la tendencia a enjaular a los niños en la escucha de melodías binarias, todas en tonalidad mayor, porque deben estar alegres. Canciones capaces solo de homologar la escucha. Es la máxima variedad de ritmos y de sonidos que abre a los niños las puertas de la música”.
Referencia Bibliográficas
(1) Apostoli, Andrea. Fundador y Presidente de la Asociación Italiana Gordon para el Aprendizaje Musical (desde el año 2000)